América Latina y el Caribe “la otra cara de la pandemia de la COVID-19: la inseguridad alimentaria”
15 diciembre, 2020
Entre 2014 y 2019, la población con hambre de América Latina aumentó en 13,2 millones, alcanzando 47,7 millones de personas (7,4% de la población), y se prevé que con la pandemia estas cifras empeoren. De hecho, en los próximos meses, debido a la pandemia, 16 millones de personas en El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua y Venezuela podrían sufrir […]

Entre 2014 y 2019, la población con hambre de América Latina aumentó en 13,2 millones, alcanzando 47,7 millones de personas (7,4% de la población), y se prevé que con la pandemia estas cifras empeoren.
De hecho, en los próximos meses, debido a la pandemia, 16 millones de personas en El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua y Venezuela podrían sufrir inseguridad alimentaria aguda –la forma más extrema de hambre–, una cifra que es tres veces más que la afectada antes de la COVID-19, según las estimaciones del informe Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe 2020.
Este estudio además prevé que la pobreza extrema crecería entre 4 y 6 puntos porcentuales en Brasil, Colombia, Ecuador, El Salvador, México y Nicaragua, y entre 2 y 3,9 puntos en Bolivia, Chile, Guatemala, Honduras, Panamá y Perú.
Entre 2014 y 2019, la inseguridad alimentaria moderada o grave –esto es, la incertidumbre por consumir alimentos debido a la falta de dinero o una dieta monótona o que saltea comidas– creció 16,6 puntos en Argentina, duplicando la población total afectada. En México, en tanto, afectó a más de 10 millones de personas más que antes.
Sudamérica concentra la mayor parte de la población subalimentada del continente, con 24 millones de personas con hambre en 2019. Mesoamérica contabiliza 16,6 millones y en el Caribe, 7,2 millones.
“Si se materializan las proyecciones actuales podríamos retroceder a números de 1990. Treinta años perdidos en la lucha contra el hambre en América Latina y el Caribe; es una tragedia de una magnitud insondable”, dijo Julio Antonio Berdegué Sacristán, representante para América Latina y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Según el documento, en 2019 casi un tercio de la población –191 millones de personas– sufrió inseguridad alimentaria moderada o grave. De ellas, 57,7 millones sufrieron inseguridad alimentaria grave.
“Las cifras de la Organización de Naciones Unidas sobre el aumento de personas en la extrema pobreza por la COVID-19, casi 29 millones adicionales en la región, implican un incremento de 42% en pocos meses en este indicador. Nunca habíamos tenido un golpe de esta magnitud”, afirmó Berdegué.
Asimismo, en cuanto a la calidad de la alimentación –que guarda relación con el exceso de peso–, el informe indica que el sobrepeso y la obesidad aumentaron en todos los grupos etarios de la región, pero es especialmente preocupante en niños y niñas.
Según el Panorama, el sobrepeso en menores de cinco años afectó en 2019 a 7,5% de la población infantil de la región, por encima del promedio mundial, de 5,6%.
“Se necesitan políticas diferenciadas para atender todas las formas de malnutrición en los territorios rezagados”, dijo Ricardo Rapallo, uno de los coordinadores del informe y representante de la FAO en Guatemala.
Adicionalmente, la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave fue de 32,4% en mujeres y 25,7% en hombres, con casi 20 millones más en mujeres que hombres. También creció la vulnerabilidad en indígenas, afrodescendientes y migrantes.
”La pandemia tuvo un efecto regresivo en la igualdad de género, no solo por la alta dependencia de empleos informales de las mujeres –que supuso pérdida de ingresos– sino también por el incremento en la carga de trabajo como cuidadora”, dijo Rossana Polastri, directora para América Latina y el Caribe del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).
José Miguel Barreto Sánchez, director para América Latina y el Caribe del Programa Mundial de Alimentos, señaló que “si no colocamos el tema nutricional en la agenda pública como un baluarte importante, vamos a tener en la región mayor inseguridad pública, desorden social, criminalidad y migración”.
Osvaldo Javier Souza Casadinho, de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, dijo que ya antes de la pandemia había una crisis en seguridad alimentaria en toda América Latina, y ahora observa “en la gente preocupación por el acceso y la continuidad en el acceso a los alimentos, muy ligado a la continuidad del empleo y la ayuda monetaria”.
Para la post pandemia, destacó “que tímidamente irán apareciendo nuevas experiencias individuales, comunitarias, de autoproducción de alimentos, como ferias, pero no alcanza para la línea de pobreza”.
FAO