¿Son iguales todos los fosfatos?
24 diciembre, 2020
El 70% de los huesos de las aves está formado por minerales, seguido por un 20% de materia orgánica y un 10% de agua; cerca del 99% del calcio y 80% del fósforo del organismo del ave se encuentran en la matriz ósea. Las líneas modernas de avicultura comercial han sido seleccionadas por su rápido […]

El 70% de los huesos de las aves está formado por minerales, seguido por un 20% de materia orgánica y un 10% de agua; cerca del 99% del calcio y 80% del fósforo del organismo del ave se encuentran en la matriz ósea. Las líneas modernas de avicultura comercial han sido seleccionadas por su rápido crecimiento y alta productividad y por la enorme capacidad de transformar insumos de origen vegetal, en proteína de origen animal.
El rápido crecimiento y la alta productividad de los animales han dado lugar al incremento de desórdenes metabólicos y óseos que en conjunto se traducen en considerables pérdidas económicas para la industria avícola. Los desórdenes óseos o esqueléticos son un problema muy complejo resultantes de la interacción de una serie de factores y dentro de los cuales se encuentra la nutrición mineral, particularmente de calcio y fósforo.
Una dieta tradicional basada en maíz y torta de soya, es deficiente en fósforo por lo que se hace necesario la suplementación con fuentes inorgánicas de fósforo; sin embargo, existen evidencias que las fuentes comerciales de fósforo varían significativamente en cuanto a su contenido de fósforo, estructura química dominante, biodisponibilidad, tamaño de partícula, grado de solubilidad y contenido de metales pesados. Es necesario tener presente que el fósforo es uno de los tres nutrientes más costosos de la dieta y que su exceso resulta en disminución del ingreso neto y, además, su presencia incrementada en la excreta de las aves es considerada como fuente de contaminación ambiental.
Es de conocimiento general que los animales monogástricos, particularmente las aves de importancia comercial, representan un mercado significativo para los fosfatos de grado alimenticio (FGA); se estima que es aproximadamente el 50% del total de fosfatos que se consumen anualmente a nivel mundial. Asimismo, los FGA contribuyen en una porción significativa (aprox. 60-65%) del total de fósforo disponible requerido en las dietas de las aves. Este último hecho tiene un significado muy importante desde el punto de vista de formulación de la dieta en lo referente a fósforo disponible dietario, ya que cualquier cambio en los parámetros de producción o de las materias primas que se utilizan en la producción de los FGA puede afectar la biodisponibilidad del fósforo del producto y por consiguiente, podría afectar la respuesta del animal.
En relación al fósforo, es primordial tener los datos de la biodisponibilidad de este mineral en las diferentes fuentes de FGA para comparar el valor potencial de una fuente frente a otra, y para seleccionar FGA de alta biodisponibilidad para usarlos en la formulación de las dietas, dado que pequeñas variaciones en biodisponibilidad pueden tener un efecto marcado sobre el contenido de fósforo en la excreta. El uso de un valor promedio de fósforo para una fuente de FGA dada y asumiendo una biodisponibilidad del fósforo, en base a una descripción genérica de dicha fuente, puede resultar en un considerable sobre o subestimación del verdadero nivel de fósforo disponible.
La importancia del fósforo en nutrición es significativa, y dentro del organismo animal cumple las siguientes funciones: transferencia de energía, componente integral de la pared celular, desarrollo y mantenimiento del esqueleto, mantenimiento del balance osmótico, mantenimiento del balance de pH, crecimiento y diferenciación celular, y componente de un gran número de co-enzimas, entre otras funciones más. Por todo lo señalado, se debe precisar el verdadero nivel de fósforo disponible en la dieta para no afectar a ninguna de las funciones indicadas ni generar exceso de este mineral en la excreta.
La fuente de fósforo inorgánico más común es el fosfato dicálcico (FD); sin embargo, este no es un producto químicamente definido puesto que es una mezcla de cantidades variables de FD y de fosfato monocálcico (FMC), ácido fosfórico, carbonato de calcio e impurezas, dependiendo del origen de las materias primas y del procedimiento de producción industrial.
En el mercado se venden diferentes fuentes de fósforo, y la evaluación entre y dentro de las fuentes a través del método de Difracción de Rayos X (XRD) muestran las diferencias en composición de las mismas (Cuadro 1; Hernández, 2010); y estas variaciones probablemente sean las causas de las diferencias en valores de biodisponibilidad relativa de una misma fuente, obtenidos en diversos ensayos biológicos.
Los resultados de un estudio que se llevó a cabo para evaluar las características físicas y químicas de diferentes fuentes de fosfatos de grado alimenticio (Lima et al., 1999), se presentan en el Cuadro 2. Es interesante observar las diferencias en los contenidos de calcio, fósforo, pH, índices de solubilidad y en contenidos de minerales traza y metales pesados entre las diferentes fuentes evaluadas; por lo tanto, existe suficiente evidencia para decir que no todos los fosfatos son iguales.
Desde el punto de vista práctico, y dado que no todos los fosfatos son iguales, es muy importante tener el detalle o la ficha técnica del fosfato que existe en el mercado, o de los proveedores del producto. Con esta información, se podrá asegurar el aporte (requerimiento) dietario de fósforo en la dieta para maximizar la respuesta objetivo (ej. ganancia de peso, conversión alimentaria, morfometría e integridad ósea o calidad de cáscara de huevo, entre otros) acompañado de un beneficio económico.
Adicionalmente, un mayor conocimiento de las características de la fuente de fósforo que se usa permitirá un manejo adecuado de las enzimas exógenas, como la fitasa, sin perjuicio de la respuesta animal. Por otro lado, a pesar que las cantidades de los minerales peligrosos no son altas en los fosfatos, siempre existe la preocupación de parte de los consumidores de la concentración de estos elementos en el producto final (carne/huevo). Finalmente, desde el punto de vista ambiental, también es importante conocer con qué calidad de fosfato uno está trabajando, ya que el uso de fosfatos de mayor disponibilidad resultará en excretas con contenidos bajos de fósforo y esto es considerado como positivo, para el medio ambiente.
Fuente: ALA Noticias CTC Informa
Por Isidro Molfese con la colaboración del
Presidente Honorario de ALA Dr. Alberto Ramírez M.
Dr. Carlos Vílchez Perales – Cristian Uculmana Morales
– Departamento Académico de Nutrición
– Facultad de Zootecnia de la UNALM