Estrategias para asegurar el bienestar animal en granja
24 febrero, 2023
Elein Hernández Trujillo Introducción Existe una creciente demanda de proteína de origen animal para cubrir las necesidades de una población que se espera que en 2050 alcance 9,700 millones de personas en el mundo. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) estima que para cubrir dicha […]
Introducción
Existe una creciente demanda de proteína de origen animal para cubrir las necesidades de una población que se espera que en 2050 alcance 9,700 millones de personas en el mundo. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) estima que para cubrir dicha necesidad sería necesario incrementar en 60% los niveles de producción animal actuales, lo cual representaría un impacto significativo en el uso de suelos, agua y aire.
Sin embargo, hay un mayor interés de los consumidores por conocer los procesos productivos y medidas de bienestar animal que se llevan a cabo en los sistemas de producción, incluyendo los compradores latinoamericanos[1],[2]. Por ello, el enfoque de elaboración de proteína animal no sólo debe limitarse a aumentar el número de especies de producción, sino también en ajustes para mejorar la eficiencia de dichos procesos.
Algunas de estas mejoras incluyen, la implementación de mecanismos para evaluar y monitorear el bienestar animal, el cual, se ha sugerido que tiene un impacto directo en la calidad de carne, leche y la sostenibilidad[3],[4].
El presente trabajo explora algunos métodos implementados en la industria sobre el bienestar animal, asimismo se presentarán evidencias sobre su eficacia y opinión pública.
La Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA, antes OIE) define bienestar animal como: el estado físico y mental de un animal en relación con las condiciones en las que vive y muere, y hace referencia a las también conocidas como cinco libertades[5].
- libre de hambre, de sed y de desnutrición;
- libre de temor y de angustia;
- libre de molestias físicas y térmicas;
- libre de dolor, de lesión y de enfermedad;
- libre de manifestar un comportamiento natural.
No obstante, la evaluación rutinaria del bienestar animal bajo la definición de la OMSA y las cinco libertades puede representar un reto para el productor. Es por ello que se han desarrollado programas de aseguramiento en este rubro, que busca evaluar y analizar los procesos y manejo que involucre animales, además de ofrecer indicadores comparativos para los trabajadores.
Programas de aseguramiento de bienestar animal

Existen diversos esquemas enfocados en asegurar el bienestar animal en la granja. Los estándares pueden estar basados en la normativa vigente dentro de cada país o seguir límites permisibles aún más exigentes que los mínimos descritos. Es importante considerar que aún no existe una homogeneización de estándares y cada región puede determinar los mínimos permitidos. No obstante, pueden existir criterios en común y deseables entre los programas de evaluación y/o certificación en este rubro. La mayoría de estos son voluntarios, pero la industria restaurantera y tiendas pueden exigir que algunos programas específicos sean cumplidos.
Estos consisten en la valoración de programas internos y políticas de bienestar de los productores que se evalúan mediante una serie de auditorías externas, las cuales se pueden llevar a cabo según los criterios del programa de certificación y requieren que el auditor cuente con una capacitación rigurosa y esté libre de cualquier conflicto con la empresa a auditar y/o el solicitante. A continuación, se describirán las características de los participantes y eventos en una auditoría de este tipo.
Características del programa de aseguramiento de bienestar animal
Al no existir un programa universal para asegurar el bienestar animal en diferentes granjas, regiones o países, se deben considerar algunos criterios básicos que debe incluir un esquema, según Main, et al. (2014) [6]:
- Este debe promover actividades que fomenten buenas prácticas enfocadas al bienestar animal en las diferentes granjas o unidades de producción participantes. Lo cual se puede realizar mediante la planificación de objetivos, implementación de mecanismos de supervisión, revisión de indicadores, y acciones correctivas para su mejora.
- El programa debe incluir mediciones basadas en recursos y resultados según la legislación correspondiente.
- Se debe enfocar en los principales retos de bienestar animal.
La mayoría de los programas de bienestar animal se enfocan mínimo alguno de los siguientes indicadores (25):
- Indicadores basados en el ambiente: El responsable de la unidad de producción debe asegurar que el manejo e instalaciones, así como alimentación y bebida sean de acuerdo con las necesidades de la especie o fin zootécnico.
- Indicadores con base en animales: Son todas aquellas variables que se evaluan en el animal. Por ejemplo, condición corporal, comportamiento, estado de salud y/o demás parámetros fisiológicos. Todas las prácticas de manejo deben ser adecuadas para asegurar una buena relación humano-animal.
- Indicadores con base en registros: El objetivo es registrar cualquier evidencia de programa de salud, capacitación, parámetros de producción, abuso o negligencia, o enfermedad que indique el trato y cuidado hacia los animales.
Es importante identificar todos los criterios mencionados previamente para poder realizar una evaluación objetiva. La valoración debe ser también con base en resultados lo cual puede ser difícil de interpretar si no se cuenta con la experiencia suficiente. Por ejemplo, las evaluaciones que involucran el comportamiento de las aves pueden ser subjetivas si no se emplean los mismos criterios o se cuenta con diferentes experiencias para interpretar los resultados.
Existe una gran diversidad de programas de bienestar animal que pueden contar con un programa o herramientas para auditoría, pero debido a la gran variedad de interesados que realizan dichos programas los estándares y objetivos pueden ser diversos, como se mencionó previamente.
La OMSA invita a que los estándares privados desarrollen mecanismos de transparencia y que trabajen hacia una armonización entre estándares públicos y privados [7].
En general un programa de bienestar animal debe regirse por los siguientes principios de Main et al (2014)[6] :
- Programa dinámico de gerencia en bienestar animal: El programa debe ser proactivo además de poder promover una mejora continua.
- Estándares progresivos: Los estándares deben por lo menos cumplir con lo mínimo estipulado por la ley y buscar un programa de certificación relevante además de promover las áreas de mejora.
- Contar con pautas de evaluación predefinidas y promover cambios en el comportamiento: Es importante establecer prioridades y preocupaciones del bienestar animal previamente, así como promover el interés de los participantes en el programa para generar un cambio. Los programas deben ofrecer asesoría técnica, así como contar con criterios permisibles o no dentro de las evaluaciones.
- Participación de evaluaciones externas: A través de programas basados en evidencia se pueden desarrollar las evaluaciones e invitar a la participación de revisores (inspectores o auditores externos)
Los programas de bienestar animal deben evaluarse continuamente dentro de la empresa mediante auditorías internas, pero se recomienda ampliamente que los procesos también sean evaluados por otras áreas ya sea de la misma empresa o externas.
Tipos de auditoría
- Auditoría interna: Es realizada por el personal o equipo de la misma empresa,con el objetivo de revisar que se cumplan con los criterios de la herramienta o protocolo de auditoría y está en directa comunicación con los supervisores correspondientes.
- Auditoría externa: Se realiza por proveedores de la empresa o por un organismo de certificación, respectivamente. El objetivo es revisar de manera sistemática y rigurosa el proceso para obtener evidencia suficiente y poder determinar que se cumplen con los criterios de auditoría y certificación.
Actualmente, existen diferentes cursos para capacitar auditores en bienestar animal para que puedan evaluar los procesos de manera interna o ejercer como auditores externos en programas de certificación en bienestar animal.
Efectividad de un programa de bienestar animal

“Es importante resaltar que el éxito de un programa de bienestar depende del debido cumplimiento de los objetivos del mismo programa. Sin embargo, existe el entendimiento de que hay dos puntos de vista sobre la eficacia e importancia del programa de bienestar animal que son el punto de vista del productor y del consumidor”.
Se ha propuesto que a través de sellos en los productos se pueda evidenciar el resultado de políticas de bienestar animal y sostenibilidad[4],[8],[9]. El etiquetado de productos es una política gubernamental o privada, para regular la presentación de información para el consumidor[10].
En México, la NOM-050-SCFI-2004[11] describe las características que un producto debe tener para el consumidor incluyendo nombre del producto, contenido, ingredientes, fabricante, procedencia, fecha de caducidad, advertencias, entre otros.
Al igual que en otros países, no hay un reglamento oficial sobre el etiquetado en productos relacionados a este parámetro. Lo cual puede generar confusión al consumidor sobre la veracidad e información sobre la procedencia del producto y la calidad de vida del animal.
En un metaanálisis realizado por Janssen y colegas[10] identificaron que los logos y etiquetados de productos orgánicos y/o con certificación de bienestar en huevo, ganado lechero y cerdo son bien percibidos por el consumidor, pero eran comúnmente malinterpretados. Esto puede causar confusión al productor sobre qué criterios de bienestar animal son válidos o aceptados por el consumidor y las autoridades, especialmente si se carece de un margen normativo oficial.
Estos cuestionamientos se han presentado (y probablemente continúen) en varias regiones del mundo, lo que ha llevado a múltiples investigaciones de las percepciones del consumidor sobre el productor[18]–[21] y los insumos de origen animal y su disposición a pagar por ciertos productos[12]–[17]. En un estudio realizado por Heinola y colegas (2021) [22] compararon 12 programas de bienestar animal empleados en la producción de cerdo en Europa.
Los criterios en común entre dichos programas fueron: espacio vital, uso de cama y enriquecimiento, acceso a exterior, prohibición de jaulas de gestación, duración de periodo de maternidad, tipo de alojamiento en maternidad, política sobre mutilaciones (corte de cola y colmillo, castración), tipo y duración de transporte.
Es importante mencionar que ciertos criterios mencionados arriba están basados en los mínimos requisitos de la normatividad europea sobre el cuidado y protección de los cerdos[23], por lo que pueden ser diferentes empleados en otros países. No obstante, el estudio [22] señaló que para poder determinar la efectividad de los programas de bienestar animal es necesaria una armonización de conceptos para poder comparar la eficacia de los diferentes esquemas de manera correcta. Lo cual resalta el trabajo que queda por delante para poder medir de manera práctica y con resultados entendibles para el consumidor.
Sin embargo, desde el punto de vista del productor o industria, el éxito de un programa depende de su desarrollo e implementación ya que debe contener criterios y métodos de evaluación fáciles y prácticos de usar de manera rutinaria; es decir, se sugiere que tenga elementos a evaluar más sencillos que los que se emplean en la investigación científica [24].
“Se debe contar un manual de procedimientos específicos para el tipo de producción, que contenga un vocabulario claro y sencillo y con elementos visuales para que cualquier persona los pueda leer e interpretar de manera correcta.
Es común observar manuales, protocolos o procedimientos operativos estandarizados que contienen palabras ambiguas como “apropiado” o “ bueno”, lo cual no específica de manera objetiva el resultado esperado y se presta a múltiples interpretaciones subjetivas. Además de los criterios de Main mencionados arriba, el programa de bienestar animal debe contar con elementos que se consideren causa de falla crítica o mayor en el programa como pueden ser los actos de abuso y negligencia.
Finalmente, es importante considerar el método de evaluación para el programa de bienestar animal. La Dra Grandin (24) señala que existen limitaciones al emplear un puntaje final como indicador de bienestar animal. Es decir, los programas de bienestar que incluyen diversos criterios, ya sea basados en animales o recursos, que independientemente de su calificación se integran todos en una calificación final pueden minimizar la importancia de algunos puntos.
Por ejemplo, una granja con un índice alto de animales severamente afectados pudiera tener una calificación final aprobatoria, ya que el puntaje negativo puede verse compensado por otros criterios que obtuvieron una calificación positiva. Por ello Grandin resalta la importancia de tener un programa de bienestar animal que pueda ser evaluado con dos puntajes para que la aprobación o falla de esos criterios mayores (e.g., cojera, condición corporal, actos de abuso, entre otros) no se vea afectada por la calificación de otros criterios.
Conclusión
Existe un creciente interés por el consumidor, productor, academia y otros sectores en entender el origen de los productos pecuarios. Una manera para verificar, asegurar y comunicar al público sobre las medidas de bienestar animal en las granjas es a través de programas de certificación en bienestar animal. No obstante, hay una falta de armonización entre los diferentes programas de evaluación y certificación en bienestar animal.
Existen diversos criterios y principios con los que deben contar los esquemas de bienestar animal, así como cualidades de los inspectores y auditores que participen en la verificación de estos, los cuales deben de ser transparentes sobre sus objetivos, así como promover la innovación y áreas de mejora continua para el bienestar animal.
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